En 2019, el sector de residuos emitió aproximadamente 96 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e), siendo responsable del 4,4% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero en el territorio brasileño. Estos datos están presentes en la octava edición del SEEG (Sistema de Estimación de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero), lanzado a principios de noviembre.
El incremento con relación al año anterior, sin embargo, fue leve (1,3%), principalmente si se compara con el avance que alcanzó el sector de cambio de uso del suelo en 2019 (23% respecto a 2018).
Este aumento de las emisiones vinculadas al sector de los residuos fue objeto de un debate celebrado el martes 17 de noviembre, organizado por el Observatorio del Clima en el marco del VIII Seminario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero.
El sector de residuos comprende cinco subsectores principales de emisión: disposición final de residuos sólidos (como vertederos o vertederos sanitarios controlados), tratamiento biológico (compostaje y manejo aeróbico), incineración o quema a cielo abierto, tratamiento de efluentes líquidos domésticos y industriales.
“Cuando pensamos en la lógica de las grandes ciudades, el sector de residuos gana notoriedad, asumiendo entre un 10% y un 20% de las emisiones, según el municipio y el tratamiento que adopten. En el aspecto nacional, el sector tiene una baja representación, pero en los grandes centros generadores de residuos tiene una contribución significativa”, señala Íris Coluna, asesora de proyectos de ICLEI América del Sur y que participó en la elaboración del estudio.
Además, entre 2010 y 2019 el aumento de las emisiones relacionadas con los residuos creció aproximadamente un 20%. En 2019, alrededor del 65% de estas emisiones provinieron del tratamiento de residuos sólidos, y casi el 26% fueron generadas por efluentes domésticos. Los datos también muestran que los principales estados brasileños emisores de GEI del sector de residuos se concentran en la región sureste, a diferencia del cuadro general de emisiones, en el que se destaca la región norte. En SP, el 69% de las emisiones están relacionadas con la disposición final de residuos.
“El Aporte Nacionalmente Determinado (NDC) no contempla acciones específicas para el sector, pero el Foro Brasileño de Cambio Climático propone acciones como ampliar la captura y uso energético del biogás producido en rellenos sanitarios”, destaca Coluna.
“El servicio de saneamiento es fundamental para la calidad de vida, pero en Brasil todavía es deficiente. El desafío del sector es buscar este equilibrio, promoviendo el acceso al saneamiento e incorporando políticas y medidas públicas que contribuyan a mitigar las emisiones de GEI”, opina.
Para Igor Albuquerque, director de proyectos técnicos de ICLEI América del Sur, esta es una gran oportunidad para que las nuevas gestiones municipales, que se inicien en enero de 2021, prioricen la mitigación de las emisiones de gases en el sector. “Además de diversificar la economía, con la instalación de nuevas tecnologías, generación de ingresos para la población, distribución de mejores viviendas y acceso a saneamiento básico. Sería un aporte directo a la política climática”, defiende.
En representación de la Agencia de Cooperación Alemana GIZ, Helináh Cardoso Moreira, del proyecto PROBIOGÁS, ve los residuos como un recurso y defiende el fin de la disposición final inadecuada, como vertederos y vertederos. “Cuando empecemos a valorar los residuos en su cadena y tratamiento, traeremos más beneficios a la sociedad”, cree.
Según el Sistema Nacional de Información de Saneamiento (SNIS), el 43% de los municipios brasileños depositan adecuadamente sus residuos sólidos urbanos (RSU) en rellenos sanitarios, lo que representa alrededor del 68% de la población del país. Esto significa que más de tres mil ciudades aún eliminan estos residuos en vertederos y sitios al aire libre, contribuyendo directa y mayoritariamente a las emisiones del sector.
El nuevo marco legal para el saneamiento básico, aprobado por el gobierno federal brasileño en julio de 2020, señala la necesidad de que la disposición final de los relaves se realice en lugares ambientalmente adecuados. “Este nuevo hito trae la necesidad de poner en valor el sector de los residuos en el ámbito de la administración pública municipal, buscando alternativas sostenibles desde el punto de vista económico y ambiental para la gestión de residuos”, dice Moreira. «Una visión circular, de reutilización de residuos, traería ganancias inconmensurables no solo para el sector de residuos, sino también para la protección del clima».
Moreira cree que la transición de los rellenos a otras vías tecnológicas implicará el establecimiento de rellenos que tienen un carácter cada vez más de coordinación y gestión regional, dando escala y viabilidad a estos proyectos. “Las ciudades ya están sufriendo los impactos del cambio climático. Al invertir en residuos, también aportamos beneficios medioambientales y climáticos, aumentando la resiliencia en las ciudades y generando nuevas economías locales «.
También es necesario fortalecer los argumentos que apoyarán al gestor municipal para avanzar en la agenda de residuos. “Ya existen tecnologías consolidadas en este sector. Debemos entender que es aplicable al contexto local, a qué costo y cómo hacerlo factible, integrando la discusión con los diferentes sectores de la sociedad”, señala.
Albuquerque, por otro lado, cree que, más que una transición tecnológica, debe haber un cambio en el paradigma de la gestión de residuos en sí. “Debemos crear campañas de concientización para no generar residuos. La gestión de residuos tiene un gran impacto en el presupuesto público, y la no generación es la primera forma en que las ciudades emiten menos y son más sostenibles”.
También aboga por una solución conjunta y regional para los vertederos. “Para que un consorcio funcione, todos los municipios deben sentirse contemplados. Continuaremos produciendo una cantidad significativa de relaves durante los próximos 20 años. En este horizonte, los rellenos sanitarios seguirán existiendo, pero cada vez más regionales y recibiendo cada vez menos residuos”.