¡La Tierra no nos necesita!

En artículo escrito para el Día de la Tierra, Dal Marcondes traza una breve historia de la gobernanza planetaria y advierte: la Tierra no nos necesita, somos nosotros quienes la necessitamos

22 de Abr de 2021

Crédito: Elena Mozhvilo/Unsplash

por Dal Marcondes

 

Se acabó el tiempo del diagnóstico en relación con el planeta Tierra. Cuando algunas personas se refieren erróneamente a la lucha ambiental como necesaria para “salvar el planeta”, se expresa un gran error. El planeta no necesita ser salvado, lo que tenemos que salvar es su capacidad de permanecer resistente ante la locura y la desgracia de la humanidad.

 

Desde la década de 1960, han comenzado a sonar las señales de que el medio ambiente está en peligro. En 1962 Rachel Carson publica “Primavera Silenciosa”, sobre los efectos de los agroquímicos, especialmente el DDT, sobre la fauna y los seres humanos. Se considera una de las piedras angulares del ecologismo. En 1972, especialistas del Club de Roma publicaron “Los límites del crecimiento”, un modelo del impacto del rápido crecimiento demográfico sobre los recursos naturales de la Tierra.

 

Los diagnósticos de que algo no va bien en el tercer planeta continuaron dando advertencias. En 1987, la ex primera ministra y médica de Noruega, Gro Brundtland, publica el informe «Nuestro futuro común», que explica la necesidad de solidaridad intergeneracional. Que las generaciones actuales deben garantizar que las personas del futuro también tengan los recursos necesarios para su supervivencia en la Tierra. En 1992, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (o Eco-92), representantes de 179 países firmaron la Agenda 21, un documento que apunta a la necesidad de la cooperación global para construir una sociedad planetaria sustetable.

 

También en 1992, en un evento paralelo de Eco-92, se preparó la primera versión de la Carta de la Tierra. Después de una extensa discusión del borrador inicial en todos los continentes por miles de personas, la Carta de la Tierra fue lanzada en 2000 en el Palacio de la Paz en La Haya, capital de los Países Bajos, con los principios de solidaridad y armonía que deben guiar la construcción del futuro de la humanidad en el planeta.

 

En 2000, la ONU lanzó los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio, con metas para mejorar la calidad de vida y la gobernanza global para 2015. Ese mismo año, los 193 países miembros de la ONU adoptaron formalmente la Agenda 2030 con los 17 Objetivos de Desarrollo Sustentable y sus 169 metas. Una apuesta para mejorar la gobernanza planetaria para 2030.

 

Por si estas advertencias y acuerdos no fueran suficientes, se realizaron decenas de COPs (Conferencias de las Partes) sobre Cambio Climático, Biodiversidad, Capa de Ozono (Protocolo de Montreal), Océanos y otros temas relevantes para la seguridad y el bienestar de la biosfera. Incluso con todas estas alertas, tratados, protocolos y todo tipo de conferencias, el planeta Tierra sigue siendo vilipendiado por una especie incapaz de reconocer sus límites.

 

Después de todas las edades geológicas que ha atravesado la Tierra en sus miles de millones de años, ahora le toca el turno al Antropoceno, término formulado por Paul Crutzen, Premio Nobel de Química en 1995, que define a la humanidad como la principal fuerza transformadora del planeta. Las actividades humanas están degradando terriblemente todos los biomas de la Tierra y dejando marcas y escombros que impactan la vida de todas las demás especies. La humanidad es hoy en día el principal factor de extinción de especies en el aire, el agua y el suelo.

 

Ya no hay necesidad de diagnósticos, todo está hecho y el pronóstico no es bueno.

 

En el Día de la Tierra, la gente debe entender que el planeta Tierra no nos necesita a los humanos, somos nosotros los que lo necesitamos. Si continuamos en este camino de destrucción, en algún momento el planeta se deshará de nosotros y seguirá su camino durante miles de millones de años. La pandemia que atravesamos debe servir como la advertencia definitiva de que la naturaleza tiene mecanismos de defensa y está dispuesta a utilizarlos.

 

Debemos agradecer y venerar a este pequeño planeta azul, nuestro hogar en este inmenso universo.

 

Dal Marcondes es periodista, director de Agência Envolverde, especialista en medio ambiente, master en modelado de negocios digitales y consejero de ICLEI América del Sur.